Se trata del seminarista castrense Darío Verón, que en el mes de agosto en el marco de la novena a San Cayetano estuvo en nuestra ciudad, y esta mañana participó de la Santa Misa en honor a la virgen, en la Catedral castrense Stella Marys. Darío se mostró emocionado al poder tener entre sus brazos a la imagen que bendijo el Papa Francisco y que tiene una historia muy particular luego de ser llevada a las Islas, de allí a Gran Bretaña y que hoy regresó a nuestro país.
La imagen que acompañó a los soldados argentinos durante el conflicto bélico en Malvinas llegó esta mañana después de 37 años al aeropuerto de Ezeiza, donde fue recibida con honores por efectivos de las fuerzas armadas, de seguridad y veteranos de guerra. La llevaba el obispo castrense, monseñor Santiago Olivera, escoltado por veteranos de guerra y una bandera argentina con la leyenda “Islas Malvinas, patria y soberanía”.
La histórica imagen, estará en el inicio de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), luego irá a la Región I de la Gendarmería Nacional Argentina en Campo de Mayo, donde permanecerá hasta el miércoles. El miércoles recorrerá la Fuerza Aérea Argentina, la Policía de Seguridad Aeroportuaria, el Hospital Aeronáutico, el Hospital Militar y el Hospital Naval. Su cronograma continuará el jueves con la visita a la Parroquia Inmaculada Concepción de la Medalla Milagrosa, de la diócesis de Quilmes, y el viernes será enviada al Edificio Cóndor, sede de la Fuerza Aérea Argentina y a la Parroquia de El Palomar. El sábado acompañará a la Congregación de los Hermanos Maristas de Luján en el Retiro de Veteranos de Guerra de Malvinas y el domingo a las cinco de la tarde se realizará la Santa Misa de Acción de Gracia en la Basílica de Luján, que dará inicio a su peregrinación por otra diócesis del interior del país.
El recorrido de la imágen:
El 9 de abril de 1982, siete días después del desembarco militar en las Islas Malvinas, salió del continente una escultura venerada de 38 centímetros construida a base de arcilla cocida. El 8 de mayo de 1982, en la jornada del día de la Virgen de Luján, el capellán Torres la expuso ante los soldados argentinos. Las imágenes de ese día son las últimas de las que se tengan registro.
Cuando finalizó la guerra, la Virgen de Luján enviada para proteger a los soldados argentinos durante el conflicto bélico, se entronizó en la ventana oriental de la Catedral de San Miguel y San Jorge de Aldershot, en el condado de Hampshire, sede del obispado castrense británico, a través de la gestión del monseñor Dan Spraggon, dado que en la parroquia Saint Mary de las Islas Malvinas, donde permaneció a resguardo durante la guerra, había dos imágenes: unos turistas argentinos ya habían dejado una imagen décadas atrás.
La trasladaron a la catedral británica en memoria de los caídos durante el conflicto bélico, sin banderas, patrias ni distinciones. Debajo de la santa patrona, una placa negra explicaba en inglés: “Los argentinos invadieron las Islas Malvinas en 1982 y llevaron con ellos esta estatua de Nuestra Señora de Luján. Después de su rendición dejaron la imagen con el prefecto apostólico de las islas, monseñor Dan Spraggon. Él se la presentó al padre Alfred Hayes, quien estaba con las fuerzas británicas a lo largo de la campaña”. Cuando Daniel Doronzoro, fundador y presidente del grupo “La Fe del Centurión”, de la diócesis de Quilmes, encontró en un recorte periodístico la historia de su traslado contada por el médico militar inglés James M. Ryan, motorizó las gestiones para su repatriación. La causa involucró al obispado castrense, la diócesis que nuclea a las Fuerzas Armadas y a las fuerzas de seguridad: el monseñor Olivera le envió una comunicación formal al obispado británico, y el obispo Paul James Mason aceptó la restitución de la Virgen. El intercambio se realizó el 30 de octubre en el Vaticano con la bendición del Papa.
Foto gentileza seminarista Dario Verón