Como hechos trascendentales de un 25 de abril, en 1863 comienza la construcción del Ferrocarril Central Argentino. Línea General Mitre(Ex FF.CC. Central Argentino, Norte de Buenos Aires, Buenos Aires y Rosario, Oeste Santafecino, Gran Sud de Santa Fe, Córdoba al Malagueño y Rosario a Puerto Belgrano.)
Si bien el primer ferrocarril que funcionó en la República Argentina fue el del Oeste, su origen fue contemporáneo con las tramitaciones realizadas por el Ing. A. Campbell en setiembre de 1854, ante el gobierno de la Confederación Argentina a fin de obtener la autorización para realizar tareas de reconocimiento, trazos, planos, etc., y construir un ferrocarril entre las ciudades de Rosario y Córdoba.
Esta concesión fue otorgada en 1863 a una empresa británica, la que se denominó Ferrocarril Central Argentino. Las tareas de construcción comenzaron en abril de 1863 y el 18 de mayo de 1870 se realizó la inauguración de este ferrocarril y de acuerdo al contrato de concesión, la empresa comisionó a Europa al Sr. Guillermo Perkins para traer colonos a fin de poblar los predios cedidos por la Nación. La primera colonia agrícola destinada a ese efecto fue situada en la primera estación de la línea (Roldán) y luego los colonos fueron estableciéndose en San Lorenzo, Carcarañá, Cañada de Gómez y Tortugas.
El teatro que es un ícono de nuestro país
También un 25 de abril 1857, se inaugura el Teatro Colón con una premiere de gala, la ópera «La Traviata», de Giuseppe Verdi. El edificio estaba ubicado en las actuales Rivadavia y Reconquista, frente a la Plaza de Mayo, donde hoy se encuentra el Banco Nación. El teatro, con 64 palcos, 441 plateas, 114 tertulias, 240 cazuelas, y 250 lunetas paraíso, tenía su entrada principal por Rivadavia 11. Este teatro cerró el 13 de septiembre de 1888. El actual Teatro Colón fue inaugurado el 25 de mayo de 1908, durante la presidencia de José Figueroa Alcorta.
Los planos del teatro fueron confeccionados por Carlos E. Pellegrini (padre de quien sería presidente argentino en 1890). Para la construcción del edificio se utilizaron los más modernos avances en materia edilicia. Fue la primera sala en la que se utilizó iluminación a gas y contó con el escenario más grande que se construyera hasta esa fecha.
Los adornos de bronce cincelados le daban un aire majestuoso que fascinó a los espectadores, excepto a la cronista inglesa Lucy Dowling, del Lafayette Place quien realizó una descripción lapidaria del edificio asegurando que “la sala de Colón no está terminada, amigo mío: es un edificio en embrión, al cual le falta la decoración que exige el buen gusto, la riqueza y el confort de una sociedad elegante. No es posible que un arquitecto competente, como sin duda lo fue el que levantó el plano y dirigió la construcción, hubiera proyectado como decoración permanente y definitiva, los pobrísimos balaustres de pino, pintados de blanco, que forman la barandilla actual de los palcos”.
El viejo Colón cerró sus puertas un 13 de septiembre de 1888 con el estreno de «Otello» de Verdi. De acuerdo a las indicaciones el nuevo edificio (el actual Teatro Colón) debería inaugurarse en 1892. A pesar de los deseos, la construcción del nuevo edificio llevó alrededor de 20 años: la piedra fundamental se colocó el 25 de mayo de 1890, con la intención de inaugurarlo antes del 12 de octubre de 1892 en coincidencia con el cuarto centenario del descubrimiento de América.
El proyecto inicial fue del arquitecto Francesco Tamburini quien, a su muerte en 1891, fue continuado y modificado por su socio, el arquitecto Víctor Meano, autor del palacio del Congreso Nacional. Las obras avanzaron hasta 1894, pero se estancaron luego por cuestiones financieras. En 1904, tras la muerte de Meano, el gobierno encargó al belga Jules Dormal que termine la obra. Dormal introdujo algunas modificaciones estructurales y dejó definitivamente impreso su sello en el estilo francés de la decoración.
Durante los veinte años en los que el Colón estuvo inactivo, el Teatro de la Ópera, ubicado en el mismo solar que el actual de la avenida Corrientes, fue amo y señor de las temporadas porteñas, alimentado por el mercado creciente de la inmigración, con una competencia intensa por parte de otras salas como los teatros Politeama, Odeón, Comedia, San Martín, Marconi y Avenida, a los que se sumaría en el año 1907 el teatro Coliseo, sin perjuicio de salas menores como la de Mayo o la Zarzuela.
CENTRO DE EDUCACIÓN FÍSICA N° 10