Monseñor Gustavo Montini, obispo de Santo Tomé, no evadió los hechos recién transcurridos en Itatí en donde se descubrió un tráfico de drogas de gran magnitud que involucra a los máximos funcionarios de la Intendencia local, y otros funcionarios de fuerzas nacionales y de la zona.
Aceptó que a la Iglesia le ha "dolido" que este lugar, Itatí, haya sido ensuciado y profanado y ensombrecido por tinieblas de muerte".
Lo llamó un "reino de la impunidad, de la muerte y del horror" donde se "empoderaba un nuevo dios, detestable, a cuyo culto se sacrifican jóvenes vidas humanas".
Rechazó "la cultura imperante marcada por el cálculo, la competencia, la mezquindad, la búsqueda desenfrenada del propio bien-estar, en definitiva la cultura o la dictadura del descarte"
Montini dijo que en el contexto en el que nos encontramos los argentinos es preciso "el perdón y la reconciliación en el seno de nuestros grupos, comunidades y pueblos".
"La generosidad o la magnanimidad es ese hilo fino, propio de los grandes corazones y ajeno de los pusilánimes, el único capaz de ligar y de suturar las “grietas” que se abren en las comunidades y pueblos", aconsejó.