Entre Misiones y Corrientes reúnen en sus territorios más del 65 por ciento de la superficie forestal nacional. La industria maderera instalada genera una variada cantidad de residuos de gran potencial biomásico.
Según estimaciones realizadas por organismos oficiales la biomasa seca proveniente de residuos de la foresto-agro-industria, más los residuos de la producción de té-yerba y los residuos de la industria de frutos alcanza aproximadamente 1.600.000 toneladas al año en el NEA. Estos residuos se apilan y se queman cerca de las plantaciones y/o aserraderos emitiendo a la atmósfera aproximadamente 2,5 millones de toneladas de carbono, que es el principal “gas de efecto invernadero”.
Con la necesidad cada vez más imperante de un desarrollo sostenible, surgen desde el sector científico tecnológico propuestas que apuntan a disminuir el impacto de los residuos que genera la propia actividad humana.
Ese es el sentido de la propuesta impulsada por el estudiante Gabriel Corvalán de la Facultad de Ingeniería de la UNNE: fabricar un material de construcción reutilizando desechos biomásicos que cumpla con criterios de aislación térmica y de resistencia antiincendios.
El proyecto fue presentado como parte de una convocatoria para la Beca de Estímulo a las Vocaciones Científicas del Consejo Interuniversitario Nacional. Bajo el nombre de “Construcción Sustentable NEA: Evaluación del aporte a la sustentabilidad ambiental con innovaciones en la fabricación de materiales de construcción con insumos reciclados”, Corvalán propone “ensayar y medir propiedades térmicas de ladrillos fabricados con biomasa residual de la región”.
“Con esta propuesta busco colaborar y darle un uso racional al inmenso desperdicio biomásico que se produce en la zona. Utilizando el aserrín, la viruta, la hojarasca, los costaneros, la yerba, trabajaré en el prototipo de un ladrillo con buenas características aislantes” expresó Corvalán.
Los modelos de ladrillos serán sometidos a diferentes pruebas en los equipos de conductibilidad y transmitancia térmica fabricados por el Grupo de Investigación y Desarrollo de Energías Renovables (GIDER) de la Facultad de Ingeniería de la UNNE en el que se llevará adelante el plan de trabajo.
Como es de suponer el sector que será beneficiado con este desarrollo es el de la construcción. El prototipo de ladrillo ecológico abre un nuevo campo de utilidades, para lo cual previamente deberán conocerse sus características y propiedades específicas.
“Es una apuesta al paradigma de la construcción sustentable, cumpliendo con la regla de las tres “R”: Reducir, Reciclar y Reutilizar. Se estaría reduciendo el residuo de biomasa, reciclándolo al reutilizarlo dentro de un nuevo material de construcción” expresó Corvalán.
Este trabajo se enmarca dentro del proyecto de investigación “Estudio integral de residuos biomásicos del Nordeste desde el punto de vista constructivo y energético: conductividad térmica, resistencia al fuego, gases contaminantes desprendidos en la combustión, briquetas, poder calorífico” dirigido por el ingeniero Pablo Ernesto Martina y codirigido por la magíster Maria Raquel Aeberhard.
Nuevas Líneas de Estudio. Todo nuevo desarrollo de materiales abre nuevas líneas de investigación. Está en boga a nivel mundial como objeto de estudio, la reutilización de determinados materiales en construcciones.
En este punto adquieren importancia las propiedades y características de estos productos, para analizar la viabilidad de su utilización posterior.
Otro objeto de estudio que se abre es conocer de qué manera incide en el medio ambiente los efectos de la construcción tradicional, ya que de esta manera se estaría utilizando menos energía para completar el proceso.
“Sumado al estudio de materiales y del medio ambiente, también desde el punto de vista social se podría analizar las economías relacionadas con el desarrollo de estos nuevos productos con respecto a los anteriores” explicó Corvalán.