En la Pquia. San Juan Bautista de nuestra ciudad, se realizó esta noche la Santa Misa en honor al Obispo y Mártir San Blas, presidida por el padre Jorge Gómez.
Luego de la Misa, se procedió a la tradicional bendición de gargantas, con la imposición de las velas en forma de cruz y repitiendo la oracion:
"Por intercesión de San Blas, Dios te libre de los males de garganta".
SAN BLAS:
El nombre Blas viene del latín y significa "arma de la divinidad". La Iglesia de Dios hace memoria de San Blas, Obispo y Mártir del siglo IV, quien era tan amable y generoso, tan benefactor y bondadoso, que aún quienes no pertenecían a la religión católica, lo aclamaron como un auténtico santo y amigo de todos.
Al principio, San Blas ejercía la medicina, y aprovechaba la gran influencia que que tenía como médico excelente, para hablarles a sus pacientes en favor de Jesucristo y de su santa religión, y conseguir así muchos adeptos para el cristianismo.
Consciente de su gran santidad, el pueblo de la ciudad de Sebaste, en Armenia (al norte de Turquía e Irán), lo eligió obispo
En la Edad Antigua era invocado como eficaz protector contra las enfermedades de la garganta. El 3 de febrero bendecían dos velas en honor de San Blas y las colocaban en la garganta de las personas diciendo: "Por intercesión de San Blas, te libre Dios de los males de garganta". Cuando los niños se enfermaban de la garganta, las mamás repetían: "San Blas bendito, que se ahoga el angelito".
A San Blas, tan amable y generoso, pidámosle que nos consiga de Dios la curación de las enfermedades corporales de la garganta, pero sobre todo que nos cure de aquella enfermedad espiritual de la garganta que consiste en hablar de todo lo que no se debe de hablar y que también nos cure de sentir miedo de hablar de nuestra santa religión y de nuestro Redentor, Jesucristo.
ORACIÓN: Oh Dios, que todos los años nos proporcionas un nuevo motivo de alegría con la solemnidad del mártir y pontífice San Blas, haz, por tu bondad, que, honrando su nacimiento al cielo, experimentemos aquí abajo los efectos de su intercesión. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.