En el marco de la solemnidad de Corpus Christi, esta mañana alrededor de las 11 hs. desde la Parroquia Santa Rita de Cascia partió la Caravana con el Santísimo Sacramento por las calles de nuestra Ciudad hasta llegar a la Parroquia Nuestra Señora de Loreto.
El Santísimo sacramento fue llevado por el Padre Nahuel Esmoris en una camioneta de la Policía. El recorrido fue por calle Roca hasta Posadas, luego por Mariano Moreno hasta Corrientes, y de allí derecho hasta la Avenida Apipé. El recorrido por Apipé fue hasta la calle Ing. Carranza y de allí por Tranquera de Loreto hasta la avenida 9 Julio para luego ingresar al barrio Gral. San Martín y llegar a la Pquia, Nuestra señora de Loreto.
Este año no se pudo celebrar la tradicional Misa diocesana de Corpus Christi, pero a las 08:00hs Se realizó la Transmisión en vivo por Facebook Parroquial de la Adoración al Santísimo Sacramento desde las distintas parroquias.
Solemnidad de Corpus Christi
En esta solemnidad la Iglesia tributa a la Eucaristía un culto público y solemne de adoración, gratitud y amor, siendo la procesión del Corpus Christi una de las más importantes en toda la Iglesia Universal.
A mediados del siglo XIII el P. Pedro de Praga dudaba sobre la presencia de Cristo en la Eucaristía y realizó una peregrinación a Roma para rogar sobre la tumba de San Pedro una gracia de fe. Al retornar, mientras celebraba la Santa Misa en Bolsena, en la Cripta de Santa Cristina, la Sagrada Hostia sangró manchando el corporal. La noticia llegó rápidamente al Papa Urbano IV, que se encontraba muy cerca en Orvieto, y mandó que se le lleve el corporal. Más adelante el Pontífice publicó la bula “Transiturus”, con la que ordenó que se celebrara la Solemnidad del Corpus Christi en toda la Iglesia el jueves después del domingo de la Santísima Trinidad.
El Santo Padre encomendó a Santo Tomás de Aquino la preparación de un oficio litúrgico para la fiesta y la composición de himnos, que se entonan hasta el día de hoy: Tantum Ergo, Lauda Sion. El Papa Clemente V en el Concilio general de Viena (1311) ordenó una vez más esta fiesta y publicó un nuevo decreto en el que incorporó el de Urbano IV. Posteriormente Juan XII instó su observancia.
El Papa: La fragilidad de una Hostia rompe las corazas de nuestro egoísmo
En la Solemnidad de Corpus Christi, el Santo Padre recuerda en su homilía que, “Jesús en la Eucaristía se hace cercano a nosotros”, y por ello nos invita a que, ¡no dejemos solos a quienes están cerca de nosotros! (Renato Martinez – Ciudad del Vaticano)
“Sigamos celebrando el Memorial que sana nuestra memoria, la Misa. Es el tesoro al que hay dar prioridad en la Iglesia y en la vida. Y, al mismo tiempo, redescubramos la adoración, que continúa en nosotros la acción de la Misa. Nos hace bien, nos sana dentro. Especialmente ahora, que realmente lo necesitamos”, lo dijo el Papa Francisco en su homilía en la Santa Misa, en la Solemnidad de Corpus Christi, celebrada este 14 de junio, XI Domingo del Tiempo Ordinario, en la Basílica de San Pedro en el Vaticano.
Hacer memoria del bien recibido
El Pontífice, comentando la primera lectura que la liturgia presenta en esta Solemnidad señaló que, “la Sagrada Escritura se nos dio para evitar que nos olvidemos de Dios. ¡Qué importante es acordarnos de esto cuando rezamos!”. Por ello, afirmó el Papa, es fundamental recordar el bien recibido: si no hacemos memoria de él nos convertimos en extraños a nosotros mismos, en “transeúntes” de la existencia. “Sin memoria – precisó el Santo Padre – nos desarraigamos del terreno que nos sustenta y nos dejamos llevar como hojas por el viento. En cambio, hacer memoria es anudarse con lazos más fuertes, es sentirse parte de una historia, es respirar con un pueblo. La memoria no es algo privado, sino el camino que nos une a Dios y a los demás”.
Hagan esto en memoria mía
En este contexto del recuerdo y de la memoria, el Papa Francisco se pregunta: ¿qué pasa si la cadena de transmisión de los recuerdos se interrumpe? ¿Cómo se puede recordar aquello que sólo se ha oído decir, sin haberlo experimentado? Y responde diciendo: “Dios sabe lo difícil que es, sabe lo frágil que es nuestra memoria, y por eso hizo algo inaudito por nosotros: nos dejó un memorial. No nos dejó sólo palabras, porque es fácil olvidar lo que se escucha. No nos dejó sólo la Escritura, porque es fácil olvidar lo que se lee. No nos dejó sólo símbolos, porque también se puede olvidar lo que se ve. Nos dio, en cambio, un Alimento, pues es difícil olvidar un sabor. Nos dejó un Pan en el que está Él, vivo y verdadero, con todo el sabor de su amor”. Y como dice la Primera carta a los Corintios, «cuando lo recibimos podemos decir: ¡Es el Señor, se acuerda de mí!. Es por eso que Jesús nos pidió: Hagan esto en memoria mía».
La Eucaristía cura nuestra orfandad
En este sentido, este memorial, señaló el Pontífice, cura nuestra memoria huérfana. Muchos tienen la memoria herida por la falta de afecto y las amargas decepciones recibidas de quien habría tenido que dar amor pero que, en cambio, dejó desolado el corazón. “Nos gustaría volver atrás y cambiar el pasado, pero no se puede. Sin embargo – precisó el Papa – Dios puede curar estas heridas, infundiendo en nuestra memoria un amor más grande: el suyo. La Eucaristía nos trae el amor fiel del Padre, que cura nuestra orfandad. Nos da el amor de Jesús, que transformó una tumba de punto de llegada en punto de partida, y que de la misma manera puede cambiar nuestras vidas”.
La Eucaristía nos transforma en portadores de Dios
Asimismo, el Papa Francisco dijo que, con la Eucaristía el Señor también sana nuestra memoria negativa, que siempre hace aflorar las cosas que están mal y nos deja con la triste idea de que no servimos para nada, que sólo cometemos errores, que estamos “equivocados”. Jesús viene a decirnos que no es así. Y cada vez que lo recibimos nos recuerda que somos valiosos: somos los invitados que Él espera a su banquete, los comensales que ansía. “El Señor sabe que el mal y los pecados no son nuestra identidad; son enfermedades, infecciones. Y viene a curarlas con la Eucaristía, que contiene los anticuerpos para nuestra memoria enferma de negatividad. Con Jesús podemos inmunizarnos de la tristeza. Ante nuestros ojos siempre estarán nuestras caídas y dificultades, los problemas en casa y en el trabajo, los sueños incumplidos. Pero su peso no nos podrá aplastar porque en lo más profundo está Jesús, que nos alienta con su amor. Esta es la fuerza de la Eucaristía, que nos transforma en portadores de Dios: portadores de alegría y no de negatividad”.
La Eucaristía sana nuestra memoria cerrada
Además, señaló el Obispo de Roma, la Eucaristía sana nuestra memoria cerrada. Las heridas que llevamos dentro no sólo nos crean problemas a nosotros mismos, sino también a los demás. Nos vuelven temerosos y suspicaces; cerrados al principio, pero a la larga cínicos e indiferentes. Nos llevan a reaccionar ante los demás con antipatía y arrogancia, con la ilusión de creer que de este modo podemos controlar las situaciones. Pero es un engaño, pues sólo el amor cura el miedo de raíz y nos libera de las obstinaciones que aprisionan. Esto hace Jesús, que viene a nuestro encuentro con dulzura, en la asombrosa fragilidad de una Hostia. Esto hace Jesús, que es Pan partido para romper las corazas de nuestro egoísmo. Esto hace Jesús, que se da a sí mismo para indicarnos que sólo abriéndonos nos liberamos de los bloqueos interiores, de la parálisis del corazón.
La Eucaristía enciende en nosotros el deseo de servir
Finalmente, el Papa Francisco dijo que, la Eucaristía quita en nosotros el hambre por las cosas y enciende el deseo de servir. Nos levanta de nuestro cómodo sedentarismo y nos recuerda que no somos solamente bocas que alimentar, sino también sus manos para alimentar a nuestro prójimo. Es urgente que ahora nos hagamos cargo de los que tienen hambre de comida y de dignidad, de los que no tienen trabajo y luchan por salir adelante. Y hacerlo de manera concreta, como concreto es el Pan que Jesús nos da. Hace falta una cercanía verdadera, hacen falta auténticas cadenas de solidaridad. Jesús en la Eucaristía se hace cercano a nosotros, ¡no dejemos solos a quienes están cerca de nosotros!